Ascensión a la cuna del alpinismo por la Ruta de los Cuatromiles y descenso por la Ruta de Goûter. En total 16 horas de alta montaña en los alpes después de esperar casi cuatro días a que se dieran las condiciones climáticas para la ascensión.
Vía: ascensión por la Vía de Los Cuatromiles (o Los Tres Montes), descenso por Goûter
Tiempo: 17 horas (8 ascensión y 9 descenso)
Desnivel: de subida 1.450 m, de bajada: 2.340 m
Altitud: 4.807 m
Dificultad: Muy Alta
Material: crampones, arnés, cuerda para cordada (12 metros) y piolet.
El Mont Blanc, el pico más alto de Europa, es una meta con la que sueña cualquier montañero, una cima emblemática, cuna del alpinismo, con un paisaje de impresión, una estética inmejorable. En definitiva, una montaña que no necesita muchas presentaciones.
Su ascensión es una empresa seria a la par que asequible siempre que se haya seguido una cuidada preparación.
Después de realizar la aclimatación durante aproximadamente 4 días en la zona del Plateau de Trient, hemos tenido que esperar 3 días a que mejorasen las condiciones climatológicas y finalmente un fuerte sol entra por la ventana de nuestro hotel. Un rápido vistazo confirma los mejores presagios... ni una sola nube. Es el momento. Rápidamente nos ponemos en marcha.
El plan de ataque al Mont Blanc es el siguiente: nos acercamos hasta Les Houches para dejar el coche en el aparcamiento del Teleférico de Bellevue. Desde aquí tomamos un autobús, cargados con las mochilas y todo el material, hasta el Teleférico de L’Aiguille du Midi en Chamonix. Haremos noche en el refugio de Cosmiques para ascender al Mont Blanc por la ruta de Los Tres Montes y una vez conseguida la cima, bajar por la ruta más masificada, que es la de Goûter, llegando de esta forma al parking donde tenemos el coche.
La ruta de Los Tres Montes es de una gran belleza, aunque también es un itinerario más exigente tanto técnica, como físicamente que la ruta clásica (Goûter), debido a que salvaremos grandes desniveles y tendremos que superar un par de pasos con rimayas y pronunciadas pendientes.
Ruta de ascenso escogida. Es la conocida como
ruta de los Cuatromiles
26/07/09 Chamonix - Refugio de CosmiquesTomamos el teleférico a las 16:30 horas (40 € solo ida), éste, nos dejará en un santiamén a 3.842 metros de altura. Hasta aquí los turistas y los alpinistas se entremezclan, pero una vez que nos colocamos los crampones y atravesamos el túnel de hielo desaparecen los turistas y sus cámaras.
Salimos a la arista de forma decidida y cuando ves el panorama que te rodea parece que las piernas no quieran avanzar. Ante nuestros ojos se abre el Valleé Blanche (Valle Blanco) y delante tenemos los Grandes Jorasses. Una mirada hacia nuestra izquierda y vemos Chamonix 2.800 metros más abajo. Una visión increíble, que una vez digerida, nos permite avanzar con sumo cuidado por la empinada pendiente, que decrecerá a medida que nos acercamos al Col du Midi.
En unos 45 minutos llegaremos al Refugio de Cosmiques (3.613 m), situado encima de un espolón. Tenemos el tiempo justo para dejar todos los bártulos y enseguida sirven la cena (18:30 h). El refugio está a reventar, no cabe nadie más y a las 20:00 horas ya estamos en la cama.
Poco a poco va cayendo la noche, la altura y los nervios harán que no podamos conciliar el sueño.
El refugio de Cosmiques a la derecha, con el Mont Blanc du Tacul al fondo
27/07/09 Refugio de Cosmiques - Mont Blanc - Refugio de Goûter - ChamonixNos levantamos a las 00:30 horas pues el desayuno lo sirven a la una de la madrugada. Extraños horarios estos de la montaña.
Son las 2 de la mañana e iniciamos la ascensión siguiendo una estela de pequeñas luces que se mueven de forma lenta, muy lenta. La noche es fría y por suerte para nosotros el cielo está lleno de estrellas. En el fondo del valle las luces de Chamonix nos llegan de forma clara. Avanzamos por el Col du Midi (3.530 m).
Al poco empezamos a superar los primeros desniveles del Mont Blanc du Tacul (4.100 m). La oscuridad es plena y nos guiamos siguiendo las huellas que han dejado otros alpinistas que han madrugado más que nosotros. Nuestros frontales iluminan algunas paredes de hielo y seracs que no adivinamos a ver enteros.
Las primeras horas transcurren entre penumbras solo alumbrados por el frontal
Es importante no confundirse y continuar siempre recto en dirección Sur, para no acabar en la cima del Mont Blanc de Tacul. De esta forma, rodeados de oscuridad, llegamos al Hombro del Mont Blanc du Tacul (4.120 m - 2:15 horas), para empezar a descender hacia el Col Maudit (4.035 m) y seguidamente nos encaramos hacia las primeras pendientes del Mont Maudit.
El Mont Maudit posee también un importante desnivel con rampas duras, muy largas y sostenidas. A nuestras espaldas el día empieza a clarear forma muy tímida. Tenemos ganas de que salga el sol, pues el frío nos está ganando la partida y nuestros pies están helados.
Ante nosotros aparece ya iluminada por los primeros rayos de sol la rimaya que hemos de superar (4.170 m), son unos 80 metros con un desnivel de unos 50º. Aquí sufrimos un pequeño atasco debido a que una persona se ha bloqueado en su avance y su guía tiene dificultades para convencerle de que siga. Pasamos un cuarto de hora colgados de la pared de hielo y empezamos a tiritar por la falta de actividad.
Finalmente podemos avanzar con el sol ya calentando nuestras cabezas. Estamos llegando al final del Collado del Mont Maudit (4.345 m) ayudados por una cuerda fija que alguien a dejado en la pendiente.
Tramo de rimayas que hay que salvar escalando
Superado el Collado, ante nosotros aparece ya la cumbre del Mont Blanc, nos quedamos boquiabiertos observando lo cerca que estamos, aunque cuando vemos unos pequeños puntos que avanzan lentamente, nos damos cuenta de que todavía queda un buen trecho.
Desde el collado, de nuevo tomamos una pendiente en bajada, dejando a nuestra izquierda la cima del Mont Maudit y siempre en dirección Sur. Nos dirigimos hacia el Col de la Brenva (4.300 m). Llevamos algo más de cinco horas de ascensión.
De nuevo una pendiente mantenida y dura, es el Muro de la Côte (4.485 m). La altura y el esfuerzo realizado hasta el momento nos empieza a pasar factura. Nuestro avance se hace extremadamente lento, me aparecen calambres en los brazos y la respiración se hace muy fatigosa, parece que falta el aire y en ocasiones te da la sensación de que estás ahogando. Llegados a este punto, el trabajo de la mente para ejercer el control sobre el cuerpo es de vital importancia.
Así de esta forma tan angustiosa, realizamos los últimos metros de ascensión, superando un falso llano, pasando al lado de las Pequeñas Rocas Rojas y finalmente superados los Petits Mulets (4.690 m) alcanzar el techo de Europa tras 8 horas de ascensión.
Después de 8 horas de ascensión... ¡¡Por fin en el techo de Europa!!
Hemos salido tarde, casi los últimos del refugio y esto hace que encontremos la cima vacía de gente. Nos embarga una emoción que se desborda en forma de lágrimas que caen prácticamente congeladas por nuestros rostros... abrazos y más abrazos para una gesta que en algunos momentos de la ascensión he visto inalcanzable y muy lejana.
Estamos solo en la mitad del trayecto. Un viento gélido empieza a golpear nuestro cuerpo, parece que la bonanza del tiempo se ha acabado. Repuestos de tanta emoción, iniciamos el descenso por la Vía de Goûter, nos quedan 9 horas de bajada donde el cansancio nos continuará poniendo a prueba.
Ruta de descenso (Vía Goûter)Avanzamos por la arista de la cumbre que desciende dejando las Rocas de la Tournette a mano izquierda. Continuamos por la arista de Les Bosses (Las Jorobas) y al poco aparecerá el Abrigo Vallot y el observatorio.
Esquema del primer tramo de descenso por la Ruta de Goûter
Llegamos al collado de Dôme y lo dejamos a mano izquierda, el camino no tiene pérdida pues la traza está muy marcada. Superada la bonita cresta de l’Aiguille du Goûter, llegamos al refugio de Goûter, el cual parece suspendido en el aire.
A partir de Goûter el camino desciende muy fuerte, desaparece progresivamente la nieve y unos cables nos ayudarán en nuestro descenso. Imprescindible ponerse el casco, sobretodo en el famoso Gran Corredor (El Paso de la Bolera), donde la caída de piedras de todos los tamaños es continua. Debemos cruzar con la mayor celeridad posible y comprobar que no haya alpinistas bloqueando el paso. Existe un pasamanos que queda sin utilidad en el caso de que haya poca nieve, pues queda suspendido a gran altura.
Siguiendo el camino marcado, llegaremos al Refugio de Tête Rousse (3.167 m) y su glaciar. De nuevo nos colocamos los crampones para superar este tramo que nos llevará en pronunciada bajada por l’Aiguille du Goûter hasta la zona de la Baraque Forestal des Rognes (2.768 m).
Las fuertes rachas de viento hacen que la nieve se convierta en perdigones
Ahora llega la parte más pesada del trayecto de vuelta, pues llevamos ya casi 15 horas de camino sin prácticamente paradas y ante nosotros aparece el Desierto de Pierre Ronde. La agonía acaba al llegar finalmente al Nido del Águila (2.372 m) y poder pillar por los pelos el último tren cremallera (10 € ida). Estamos exhaustos y yo sólo quiero tirarme en el suelo del tren.
El cremallera realiza una primera parada en la estación de Bellevue (Bella Vista), bajamos y tomamos el teleférico (10,5 € ida) que nos llevará hasta el parking donde dejamos el coche.
Por fin podemos cantar victoria, lo conseguimos, hicimos la cima de Europa y pudimos realizar la ruta circular que nos habíamos propuesto, todo ha salido a la perfección y de esta forma, extremadamente cansados a la vez que con una sensación de grandeza interior, nos vamos quitando las botas, arneses...
Todavía nos quedan 8 horas de coche para volver a nuestras casas y empezar la semana trabajando... los tres días de mal tiempo han hecho que no nos quedasen más días disponibles y de esta forma, ni tan siquiera duchados emprendemos el retorno hacia España.
Más fotos de la ascensión